**Este artículo incluye fragmentos de una historia contada por una mujer que a través de su proceso psicoterapéutico sanó, aprendió y se fortaleció después de una separación. Con este artículo ella le da cierre a un proceso que le dejó muchos aprendizajes, el principal es que, una separación amorosa duele, pero es un dolor transitorio, porque cuando sana deja de doler.
Utilizar fragmentos de la historia de una consultante es una iniciativa de ella para ayudar a otras/os que desean recuperarse de todos los sentires que genera una tusa. Me invitó a escribir su historia protegiendo su identidad.
Sé que después de la canción “La tusa” de Karol G, el termino “tusa” es más conocido a nivel internacional, aún así quiero empezar este escrito definiendo tusa como “la tristeza o despecho, causado por una ruptura o un desengaño amoroso” (Diccionario de americanismo).
Algunas personas han experimentado algún tipo de desengaño amoroso que, en muchas ocasiones les ha llevado a tomar la decisión de finalizar la relación de pareja, noviazgo o aventura amorosa. En otros casos, no han necesitado finalizarla, ya que es la otra persona la que decide irse.
En ambos escenarios el proceso de duelo tras una separación amorosa viene acompañado de diversas emociones, las que solemos sentir al estilo montaña rusa. Imposible no sentir ese mezcla de emociones que se impregna en tu ser como si fuera parte de ti, al punto de no saber cómo dejar de sentir eso que sientes.
Y aquí viene la clave general de este artículo, que si estás pasando por una tusa no centres tus esfuerzos es deshacerte de esas emociones, sino, en permitirte conscientemente sentirlas, entenderlas y así soltarlas para sanar. Porque recuerda el dicho, a lo que más te resistes, más persiste.
Te dejo algunas estrategias de cómo hacerlo.
1. Dale espacio a esa duda de si mantener o no el contacto con esa persona (es normal que la tengas).
En muchas ocasiones en medio de una separación se presenta el dilema entre el mantener “contacto cero” para no hacerte daño o el escribirle para saber cómo está o para conversar sobre las confusiones que te genera la separación.
No hay una regla básica de lo que es mejor, cada vivencia es única. Aún así, lo que he identificado en mis consultantes es que, entre más contacto mantienen con su ex pareja posterior a la ruptura, más dolor les genera. En especial, cuando tienen esperanza de que la situación se resuelva o que retomen la relación cuando ya no hay interés por la otra parte de que así sea.
2. Se autocompasiva/o cuando te hagas la pregunta «¿por qué no me di cuenta de lo que pasaba en mi relación?»
En múltiples ocasiones los desengaños amorosos suelen ser una sorpresa, eso es lo que pensamos en el momento del dolor. En esos momentos es indispensable que puedas conectarte con la auto-compasión. Lo último que necesitas en estos momentos es lastimarte y responsabilizarte por algo que no dependía solo de ti.
Eso sí, observa las preguntas que te surgen, no para lastimarte, sino, para descubrir aprendizajes que te ayuden a encontrar respuestas a las múltiples preguntas que te surgen.
¡No te responsabilices por lo que no es tu responsabilidad!
3. Que la separación de pareja no vulnere tu autoestima (Cuestiona esas narrativas que lo fomenta).
Una de las principales dificultades que he identificado en consultantes que solicitan mi acompañamiento, es que, su autoestima es vulnerada tras la separación de pareja. Esto suele darse porque en su dialogo interno se repiten una y otra vez que la otra persona actuó o no actuó por su “culpa”. Con la culpa no hacemos nada, pongamos nuestra mirada en las responsabilidades.
En medio de una “tusa” pasa algo muy frecuente; se nos olvida que la relación se construye de dos, no de una sola persona:
Lo que la otra persona hizo, no define quién eres.
Lo que la otra persona hizo (o dejó de hacer) no fue porque tú se lo pediste.
Lo que la otra persona hizo fue su decisión, por tanto, es su responsabilidad.
No pongas en duda tus cualidades, tus recursos personales, tu identidad y el auto-concepto que tienes de ti misma/o, incluyendo la capacidad para amar y ser merecedor/a de amor.
4. Intenta asimilar la situación e identifica qué necesitas para recuperarte de ese desengaño amoroso.
Una de las emociones que más se presenta en un proceso de separación y desengaño amoroso es la tristeza. Cuando aparece esta emoción, es importante que la veas como una invitación al cambio y una transformación personal conectada con tu bienestar.
Para empezar el cambio, lo primero, es reconocer la tristeza, darte el espacio para sentirla e identificar cuáles son tus acciones cuando la sientes.
Lo segundo, es quitarte por un momento esa fachada de aparentar que todo está bien cuando no es así, está bien no estar bien, no es fácil la situación por la que estás pasando. Cuando reconoces esto, es posible que descubras con mayor facilidad lo que puedes hacer por ti en ese momento.
Lo tercero, conéctatate con el auto-cuido y permítete pedir ayuda a tu red de apoyo. Haz una lista de las personas que pueden ser apoyo para ti en estos momentos, incluyendo a alguien que le puedas escribir y desahogarte cuando tengas ganas de hacerlo.
Mereces ser cuidada/o, escuchada/o, comprendida/o, porque sabes que lo necesitas para conectarte nuevamente con la fuerza de tu vida y así salir de la tristeza y del dolor que implica un desengaño amoroso.
5. Reconoce todo lo bonito y también lo no tan bonito de esa relación.
En el proceso de sanar un duelo tras una separación de pareja, necesitas salirte de la trampa más peligrosa, la idealización.
Una de las trampas que más dolor genera es centrarse en las cosas maravillosas de esa relación o de esa persona. Eso inconsistente hace que no tengas presente los momentos que no fueron bonitos, esos momentos de discusiones, lagrimas, tristezas, desvalorización, engaños, invalidaciones…Tener un panorama completo de cómo fue la relación no solo te ayuda a vivir el proceso conscientemente, también te ayuda a tomar decisiones con relación a lo que tú quieres hacer ahora que ya no estás en esa relación.
Para concluir:
Los cinco puntos que te mencioné anteriormente te pueden ayudar, no solo a reconocer que a veces está bien no estar bien, y para sanar necesitas transitar el dolor, no desde la evasión, sino desde la valentía y coraje para sanar ese dolor y recuperarte para volver a amar(te) inmensamente porque te lo mereces.
Con cada persona que he acompañado en terapia individual, de algo estoy segura, una vez que sanas de esa separación, ese dolor pasa a ser solo una historia más que contar como los fragmentos de la historia que te narré en este escrito.
Si en un dado caso sientes que no puedes sola/o con este proceso, aquí estoy yo para acompañarte.
Pide una cita conmigo y empecemos.
¡Te mereces estar bien!
Escrito por: Psicoterapeuta Sandra Moncada.
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